ACB

ACB

Alberto Campo Baeza

Es Arquitecto, Arquitecto.

Es un profesional que siempre muestra actitud amable y alegre, que probablemente influya en gran medida en su labor. Es alguien que entiende dicha labor como la conjunción de tres verbos equivalentes e indisociables: enseñar, investigar y proyectar. Es alguien que defiende el grado de imbricación de dicha trinidad hasta un punto que a algunos escandaliza. Es una persona que construye, dibuja, lee, estudia y enseña arquitectura de forma insaciable, que no obsesiva. Es una persona cuya arquitectura, en cualquiera de los niveles anteriormente expuestos, resulta ser siempre razonable, que no racionalista, y esencial, que no minimalista. Es un arquitecto de los que “pone cotas al agua” (1). Piensa con precisión lo que construye y construye con precisión lo que piensa. Es alguien que suele lucir camisas de un blanco níveo, impoluto, pero no recurre a túnicas ni a adornos en su vestimenta. Es hombre de palabra; esto es, acordada con el número (2) y en su justa medida. Es de los que omiten las palabras innecesarias (3). Si es capaz de decir algo con tres palabras, utiliza tres y no cuatro.

Alberto Campo

Es maestro de maestros. Es de esos maestros que en su actividad alternan la inspiración más absoluta e inefable con otras cuestiones más relacionadas con el detalle del oficio, a las que suele llamar trucos. Es un buscador incansable de la belleza. Es alguien que busca como buscan los que aún no han encontrado y encuentra como encuentran los que aún han de buscar (4). Busca y rebusca denodadamente una belleza entre calva, cincelada, volcánica y rebelde. La belleza misma. Es de los arquitectos que moja la brocha en el bote de la razón (5). Y, como brújula en el discurrir de ese camino, siempre se apoya en ideas claras, de las buenas, de las que caben bien en una mano. Baste citar, sin salir de la ciudad que hoy nos reúne, al menos virtualmente, la idea de cerrarse hacia un exterior áspero gracias a unas tapias y abrirse hacia un interior controlado y agradable a través de unos patios; la idea de trasladar el orden existente de un templo a un espacio público; la idea de crear una caja hermética y recuperar en su fachada espesores desgraciadamente más propios de tiempos pasados o la idea de adaptarse a la imagen y a la topografía de un lugar a través de una cascada de volúmenes blancos.

Alberto

Es, en definitiva, un ejemplo de cómo perseguir -y alcanzar- el duro y difícil deseo de durar (6). Es alguien que proyecta para que le quieran (7). Y así es, Alberto, te quieren y mucho.

(1) Alberto Campo Baeza. COAAlmería. Documentos de Arquitectura nº19. Javier Carvajal.

(2) María Zambrano.

(3) Strunk y White, The elements of style.

(4) Javier Zubiri. 1982. Discurso para el Premio Nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal.

(5) Berthold Lubetkin.1982 Discurso para la Medalla de oro Royal Institute of British Architects.

(6) Alberto Campo Baeza. COAAlmería. Documentos de Arquitectura nº19. Javier Carvajal.

(7) Federico García Lorca.

© Dedicatoria de Alberto Campo Baeza a José Maldonado Felices en su artículo “Un huevo frito”, publicado en BCN-MAD.