auriculares y fonendo

auriculares y fonendo

Estoy sentado en el tren de vuelta a casa. Una azafata paisana ofrece con amabilidad forzada los famosos auriculares. Aunque suelo llevar los míos me gusta aceptarlos para comprobar si ha cambiado algo en ellos durante los ocho años que llevo viviendo en Madrid. En efecto, surgen cambios cada uno o dos años, pero son decepcionantes. Mi desilusión se produce porque sólo se modifica el envoltorio. A veces de plástico semirrígido, otras de silicona. Lo he visto de forma cuadrada, redonda, amorfa e incluso ausente (hubo un tiempo en que los daban enrollados por el mismo trozo de alambre que solemos perder quienes comemos pan de molde). Un sinfín de variaciones donde es el continente y no el contenido lo que se transforma, pues los dichosos auriculares siguen siendo igual de incómodos para mis orejas y su sonido igual de molesto para mi oído.

Entonces me pregunto, ¿para qué cambiar el recipiente de estos infernales transformadores de ruido sin remediar su mal funcionamiento? Existen explicaciones propagandísticas y económicas, pero no me interesan en este caso. Estas “culebrillas” de plástico me permiten establecer una analogía con la arquitectura contemporánea que, salvo en contadas y admiradas excepciones, alardea de envoltorios frívolos y aleatorios sin prestar atención a las personas. Hablo de construcciones de efectos relucientes pero carentes de significado, basadas en preocupaciones estéticas antes que éticas.

La actitud sensacionalista y sobreactuada que predomina hoy en día se debe en gran medida al protagonismo de la imagen. En su libro “La an-estética de la arquitectura”, Neil Leach recoge el carácter persuasivo de la publicidad a través de la imagen (cabe apuntar que “anaesthetics” significa tanto anestética como anestesia). Retomando el discurso de Walter Benjamin, Leach nos advierte de que vivimos en gran medida hipnotizados por mensajes de carácter superfluo, donde la imagen se impone a la imaginación.

Este chantaje estético al que estamos sometidos constantemente (incluido el trayecto del Talgo Madrid-Almería) nos pone en actitud de alerta e invita a reflexionar sobre los caminos que debe seguir nuestra profesión. Con el objetivo de dirigir el desarrollo de las personas hacia horizontes más saludables, deberíamos intentar esquivar los suculentos auriculares que se nos puedan presentar, siendo conscientes de la distorsión de sonido que esconden tras sus atractivos envoltorios. En contraposición, deberíamos intentar escuchar la vida de las personas con la sensibilidad agudizada que proporciona un fonendo, para encontrar así respuestas nítidas a las demandas de la sociedad a quien servimos.

(*) este texto forma parte de una serie de escritos titulada “cartas a Alberto” que José Maldonado Felices redactó durante el Seminario “E pur si muove” dirigido por Alberto Campo Baeza del Máster de Proyectos Arquitectónicos Avanzados en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.

https://dpa-etsam.com/master-mpaa/

https://www.campobaeza.com/news/2020-mar-73-digital-lessons

© Fotografía de columna de José Maldonado Felices.