materia viva

materia viva

El carácter puntiagudo de su cuello de camisa americano

recogido en los afilados frontones sobrebajados.

El carácter sinuoso de los pliegues de su vestido

recogido en la fluidez de los hipocampos y los tritones tallados.

El carácter sofisticado en el apoyo de las pilastras, ausentes de carga,

recogido en los cargantes tacones de aguja, acaso insinuados en su musculoso gemelo.

El carácter tenso que concede a las ventanas su ornamento

recogido en la presión controlada de sus manos entrelazadas.

Lo seco y lo húmedo,

Lo pesado y lo ligero,

Lo exhibido y lo oculto,

Lo evidente y lo controvertido,

Lo natural y lo artificial.

El ser humano y la arquitectura pueden ser entendidos como expresión viva de la materia.

Por tanto, existen múltiples lecciones del oficio

al corto alcance de aquella mirada que deposite suficiente atención en sus semejantes.

Como decía Alvar Aalto, la arquitectura consiste en prestar atención “al hombrecito”.

© Marcello Mastroianni y Anita Ekberg

durante ensayos en la Fontana di Trevi

de la película «La Dolce Vita»

dirigida por Federico Fellini. Roma (1960)