mi lugar de trabajo

Mi lugar de trabajo tiene pilares finos, gruesos, opacos y reflectantes (muy al gusto de Mies).

Incluso uno atraviesa una mesa, como sucede tantas veces en la obra de Le Corbusier.

También tiene una pared roja, desnuda,

que cada mañana se baña de los primeros rayos de sol.

Un único pavimento tiene para cubrir todo el suelo.

La pieza, capaz de resolver todas las habitaciones del estudio, es de color gris apagado,

pero todavía contiene pigmentos relucientes, llenos de luz y de vida.

Tiene una gran sala, que resulta una auténtica fiesta.

Queda presidida por una mesa negra

y unas butacas preciosas cuyo diseño se debe a Arne Jacobsen.

Ahí se han producido y se producirán risas y llantos, logros y decepciones,

momentos buenos y malos, pero todos ellos inolvidables.

Dan testimonio de esos momentos dos colecciones:

un ejército de coches de Scalextric y un ejército de libros.

Cada colección pertenece a un dueño.

Tiene varios despachos.

Cada uno de ellos tiene al menos dos ventanas y dos mesas.

Una ventana para ver y otra para pensar.

Una mesa para ver y otra para pensar.

Verdaderamente,

tiene todo mi lugar de trabajo.